jueves, 15 de diciembre de 2016

EN LA GUERRA COMIENZA SU CARRERA ARTÍSTICA



 En un principio Vicente fue destinado a Valencia, zona republicana, al centro de intendencia.  De Valencia lo trasladaron a Barcelona, donde creo que tuvo algún problema con un teniente, ya que este le hizo descargar parte del aprovisionamiento que llevaban para la tropa y dejárselo a unos familiares, pero la honradez del de Morilla diciendo toda la verdad al capitán, le salvo de algún arresto mayor. De Barcelona fue trasladado al centro de intendencia en Arenys de Mar, provincia de Barcelona.

  Como el frente no había llegado a Cataluña, tenían mucho tiempo libre, por lo que para entretener y mantener alta la moral de la tropa se celebraban unos festivales musicales y alguna obra de teatro cada cierto tiempo.

  En uno de esos festivales fue cuando se descubrió su gran voz.
        -"Un día llego un sargento preguntando si había alguien que supiera cantar opera, jotas, flamenco, etc. Yo no salí porque entonces no me consideraba como un cantador. Pero resulta que alguno de mis compañeros me había oído cantar y le dijeron al sargento que yo cantaba jotas muy bien", relata Vicente.

  Lo siguiente fue probarle la voz al de Morilla, para lo cual lo llevaron delante de un pianista, este al hacer la escala musical cuando llegaron al do de pecho sostenido, el pianista todo asombrado se levantó de su silla y exclamo:
         -"¡Ay la mare de Deu!".

    El sargento se quedó perplejo mirando al pianista preguntándole:
         - Pero bueno, ¿puede cantar jotas o no puede cantar jotas?.
         - ¿Qué si puede cantar jotas? este maño tiene una voz tan potente, que puede cantar jotas, ópera o lo que le venga en gana, contestó el pianista.

  A raíz de este suceso, a Vicente le buscaron dos acompañantes: un guitarrista de Teruel y uno de Alfarrás que tocaba la bandurria. A los tres los rebajaron de servicio y comenzaron a ensayar para preparar la función de teatro del 19 de julio de 1938.

  Llegó el día de su debut ante el público, en el teatro de La Mercé de Arenys de Mar. Vicente cantó tres jotas y recibió una rotunda ovación del público, que le obligó a salir de nuevo e interpretar otras coplas.
         - La verdad es que me salieron muy bien y eso que no me había enseñado nadie. Solo de escucharlas de joven. Así comenzó la carrera artística del cantador de Morilla.

  La guerra llegó a Cataluña y lo que sucedió luego, debió de ser  muy triste, porque mi padre no quería contar nada, supongo que lo borró de su mente, o tal vez no quería infundir odio entre nosotros de ninguna clase, lo único que contaba es lo mal que lo pasaron, al tener que huir a Francia para que no los mataran.
         - Una vez pasada la frontera, nos metieron a todos en recintos amontonados como las ovejas en un redil, sin comida ni nada, la gente venía a vernos y como les dábamos pena nos echaban chuscos de pan seco por encima de la valla, que nos sabían a gloria. El problema era, que nos comportábamos al igual que perros hambrientos, pegándonos entre nosotros por coger  un chusco de pan, pues no había para todos. En otra ocasión tuve que cambiar unos guantes buenos de piel con el frió que hacia, por una onza de chocolate para no morir de hambre.
  Después de varios meses de penurias, tenía tres opciones, quedarse en Francia, regresar a España con todas las consecuencias que eso podría traer consigo, y la tercera unirse a las tropas Francesas para luchar contra los nazis, que ya habían invadido Francia.
  Mi padre no se lo pensó dos veces y decidió volver a España, no así un hermano suyo que se casó en Francia y nunca regresó. Creo que su decisión fue la más acertada, porque la mayoría de los que fueron a luchar con los franceses, acabaron prisioneros por los nazis y llevados a campos de concentración o de exterminio, donde pasaron verdaderas atrocidades para luego morir muchos de ellos.
  De regreso a España, un vez terminada la Guerra Civil, fueron hechos prisioneros por los nacionales y llevados a la plaza de toros de Bilbao, donde tampoco lo pasaron muy bien, teniendo que realizar un riguroso interrogatorio de todo lo que habían hecho durante la guerra antes y después. Una vez superado este, volvió hacer la mili, pero esta vez con los nacionales, donde no fueron muy bien acogidos por alguno de esos mandos, que les hacían la vida imposible.
  Lo destinaron a Pamplona, ahí por suerte un teniente de Teruel al enterarse que cantaba ópera y jotas lo llevó ante un tenor para realizarle unas pruebas, el cual quedo encantado con el talento del de Morilla. A los pocos días Vicente ya cantaba en el teatro Gayarre de Pamplona, donde cosechó numerosos aplausos y un gran éxito.
  Total que entre mili, guerra, exilio en Francia y mas mili, la quinta del biberón se pegaron 6 años recibiendo órdenes, vamos, toda su juventud.
  Por fin se licenció y pudo regresar a donde tantos años había soñado, su querido pueblo Morilla.
La alegría del reencuentro con su familia podéis imaginar como sería, después de 6 años su querida madre en cuanto llegó lo primero que le dijo es que le apetecía comer, a lo que Vicente contestó:
- Huevos fritos (no sé los que me comí, pero de poco me pongo malo).





         




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